Siete ensaladas veraniegas contra la anemia
Las verduras y hortalizas de hojas verdes reúnen dos
elementos nutritivos básicos en una dieta antianémica, hierro y vitamina C, que
potencia la absorción del mineral
La anemia es la deficiencia nutricional más habitual en el
mundo. En concreto, la anemia ferropénica, que se
produce por déficit de hierro, es la de mayor prevalencia. Hay tres causas
posibles: un aporte insuficiente del mineral, una elevada eliminación o una
menor absorción del hierro. Este mineral se encuentra en los alimentos de
origen animal y también en algunos vegetales, aunque en este último caso es
importante hacer buenas combinaciones de nutrientes para mejorar su absorción.
En caso de tener el hierro bajo, o diagnóstico de anemia ferropénica, se
aconseja escoger entre aquellos vegetales en los que destaque la presencia de
dos nutrientes fundamentales: el hierro y la vitamina C.
A continuación se proponen ideas de ensaladas refrescantes
que cumplen con estos propósitos.
Siete ingredientes de ensaladas contra la anemia
En los alimentos, el hierro se presenta bajo dos formas
químicas:
- el hierro hemo, presente en alimentos de origen animal
como vísceras, carnes, pescados y mariscos (almejas, ostras, berberechos, etc.)
- el hierro no hemo, que se encuentra en los alimentos
vegetales como legumbres, frutos secos, verduras de hoja verde o cereales
integrales, además del contenido en la yema del huevo.
El organismo es capaz de absorber mejor el hierro hemo,
aunque la absorción del hierro no hemo puede mejorarse si se combinan
los alimentos y los nutrientes adecuados. La vitamina C, presente en
muchos vegetales, hace que se forme el dueto perfecto para potenciar la
absorción del hierro vegetal. A continuación se enumeran las verduras y
hortalizas que resultan apetecibles tanto en ensalada, como crudas o apenas
escaldadas, y que reúnen estas características nutricionales. Se puede
comprobar que tienen un denominador común: son verduras verdes.
1. Espinacas crudas: con el calor se pierde hasta un 30%
de la cantidad original de vitamina C concentrada en hojas y tallos, y hasta un
50% si las espinacas se dejan cubiertas con agua una vez hervidas. El contenido
en dicha vitamina también se reduce de modo considerable con el paso del tiempo
desde que se recolecta la verdura hasta que se consume, por lo que se aconseja
comer las espinacas lo más frescas posibles en cuanto a recolección. Propuesta: ensalada
verde con champiñones laminados, espinacas crudas y tomates frescos.
2. Berros y canónigos: ambas plantas, de pequeñas hojas
verdes, enriquecen las ensaladas en nutrientes antianémicos y le dan un toque
de sabor ligeramente amargo. Sugerencias: ensalada templada de
coliflor y berros, y ensalada de canónigos y langostinos con aliño de nueces.
3. Hojas y tallos de acedera: son comestibles tanto sus
hojas como sus tallos tiernos, que tienen un sabor ácido característico debido
a la abundancia de ácidos orgánicos. Además de vitamina C, la acedera es buena
fuente de beta-caroteno, que actúa como provitamina A. Se añade poca cantidad a
las ensaladas junto con el resto de ingredientes habituales. Es una planta de
fácil cultivo, por lo que se puede plantar en un tiesto y cortar unas hojitas y
unos tallos en el momento previo a preparar la ensalada. Una sugerencia: ensalada
de lechugas variadas con acedera, zanahoria rallada, rabanitos y avellanas.
4. Ramilletes de brécol: crudos o apenas cocidos al vapor
son muy buena fuente de vitamina C. Su alto poder antioxidante, convierte al brócoli en
una verdura de elección, si bien su temporada natural se concentra en los meses
de otoño e invierno. Sugerencia: una ensalada refrescante es la de
pasta con brócoli, maíz cocido, tacos de tofu, tomatitos cherry y pipas de
girasol con vinagreta de naranja y limón.
5. Guisantes frescos de temporada: los granos verdes de
los tirabeques -una variedad de guisantes tempranos que se cultivan en
primavera- son tan crujientes que pueden añadirse a la ensalada crudos, sin
tener que cocerlos, o tan solo con un rápido escaldado. Sugerencia: se
puede adaptar esta
receta de ensalada con calabacín o esta
otra ensalada fresca con vinagreta de naranja, para añadir los
tirabeques o los guisantes
de temporada.
6. Rúcula: es una hierba típica de numerosos platos de la
gastronomía italiana; desde pizzas y salsas renovadas (pesto de rúcula) hasta
un ingrediente que matiza el sabor platos de carnes y pescados crudos, como los
carpaccios.
7. Germinados: de soja, de alfalfa, de brécol... Una
mezcla de germinados de elaboración casera es un buen modo de fortalecer el
valor nutricional de cualquier plato de ensalada. Ejemplos: ensalada
de patata cocida con lechugas en juliana, zanahoria rallada, pimiento rojo
fresco, tomate en tacos y germinados.
Ensaladas antianémicas: cómo escoger bien los complementos
Para sacar el máximo rendimiento a los alimentos que se
comen, y que estos sirvan como elementos terapéuticos, se debe pensar no solo
en ellos, sino también en los condimentos
que los acompañan para conseguir la combinación alimentaria más
idónea.
El aliño: el zumo de limón sustituirá a cualquier
vinagre como aliño, de modo que este complemento sea también una fuente de
vitamina C para potenciar la absorción del hierro del plato. Asimismo, el uso
de aliños suaves permite apreciar el delicado y particular sabor de las
delicadas hojas que conforman las diferentes ensaladas.
Perejil fresco: es la planta aromática más rica en
vitamina C. Tener la costumbre de añadir un poco de perejil fresco
troceado a las ensaladas y a los platos de legumbres (ricas también en hierro),
permite aprovechar mejor el valor vitamínico de dicho vegetal.
Fruta fresca: las frutas ricas en vitamina C aportan a
las ensaladas un contrapunto dulce y ácido. Los cítricos (mandarinas, naranjas,
pomelos, limones y lima) son las frutas más populares en cuanto a contenido en
vitamina C. Además de ingredientes de las ensaladas, también pueden usarse en
zumo como parte del aliño, en sustitución del vinagre. Hay otras que superan el
contenido en vitamina C de los cítricos, como son las fresas o las frutas
tropicales (guayaba, piña).
Sin lácteos en la ensalada: los lácteos contienen
calcio, un elemento que interfiere en la absorción del hierro de los vegetales.
Por ello, conviene no añadir ningún producto lácteo (salsa de yogur, queso
fresco, queso de cabra...) a las ensaladas veraniegas, aunque su presencia nos
resulte habitual.
Reportaje extraido y adaptado del Boletín de Erosky: http://www.consumer.es/web/es/alimentacion/aprender_a_comer_bien/enfermedad/2013/07/17/217311.php
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